martes, 25 de junio de 2013

Los mínimos

Dice mi amigo Marcelino que tengo cierta querencia a escribir sobre temas relacionados con mi antiguo trabajo. Quizás sea verdad. Tendré que repasar todos los artículos escritos en este blog y hacer un análisis estadístico   sobre los diferentes temas que he ido tratando, pero seguro que si lo dice Marcelino, sin duda que es verdad. Creo que esa querencia es normal en todas las personas. Salvo los que saben de todo, véase  ciertos comentaristas, el resto solemos hablar de aquello que nos es más cercano por proximidad o por conocimiento. Y para mí, por desgracia en los tiempos que corren, el mundo de la banca/cajas, me es tremendamente cercano. No en vano, en él he trabajado durante más de treinta y dos años y un día, sin que sea una condena, hasta que el sutnami que ha destrozado el País me llevó por delante junto a miles de compañeros. Así que si hay alguien responsable de la crisis en este país, ese soy yo. 

Precisamente por mi presunta responsabilidad en todo lo que está pasando, hoy, en este escrito no pienso tocar, ni de pasada, temas que afecten al negocio bancario. No vaya a ser que me sitúe en una posición políticamente incorrecta y caigan sobre mí todos los males de la ultraprogresía de esta España (perdón) en que vivimos. El tema de los bancos lo dejaré para otro día. Hoy me gustaría hacer algún comentario sobre algo que está muy de moda: las cláusulas suelo. Al fin y al cabo son cosas que no termino de entender y quizás alguien que lea estas líneas pueda aportar alguna luz para su comprensión por mi intelecto.

Analizando mi mundo económico, la verdad es que veo mínimos por todos lados. Son muchísimas las transacciones económicas en las que las empresas, de una forma directa o indirecta, aplican un  mínimo a los precios que establecen. Al revisar el recibo de la luz, resulta que hay un concepto que pagamos aunque no se encienda una bombilla. Algo así como la potencia contratada. Da igual que ponga la lavadora o que lave los trapos a mano. Yo, gaste o no gaste, religiosamente pago. Y no lo entiendo. Ni el señor de la compañía de la luz ni ningún notario han conseguido explicármelo. Es más, ni siguiera lo han intentando. Pero es que resulta que lo mismo pasa con varios conceptos del recibo del agua. No tienen más que comprobarlo. Dejen un mes el grifo cerrado y verán el recibo que les viene a pesar de no haber gastado nada. Comprueben además el recibo del teléfono. Consumo, siete euros. El resto, hasta cincuenta, que alguien me lo explique. ¿Serán esto cláusulas suelo?

En todos los recibos que he analizado hay conceptos fijos que irremediablemente pagas independientemente de que consumas o no. Pero es que resulta que ni el super de moda, ni la tienda de muebles desmontados, me trae la compra a casa a no ser que el importe de la misma pase de un umbral determinado. Quizás estoy obsesionado, pero yo veo cláusulas suelo por todos lados. También el que me trae a casa la compra que he hecho por internet, pone un mínimo al precio de su envío. Comprueben ustedes las tarifas en muchos parkings. Primer minuto: un euro. Resto de minutos: dos céntimos. Hasta los bares de copas utilizan esta cláusula: Primera copa: seis euros. Segunda: Gratis. La última duda que me ha surgido es si será cláusula suelo la bajada de bandera de los taxis. Sólo por entrar, ya cobran unos eurillos. Y no voy a entrar en tasas del sector público o semipublico o lo que cobran algunos representantes laborales por sus gestiones. Todo el mundo parece que tiene unos costes de estructura que cubrir por debajo de los cuales no le merece la pena trabajar.

Visto lo visto y dado que yo no entiendo esto de los mínimos, ni un señor notario me lo ha explicado cuando entro al parking, creo que deberíamos crear una plataforma de "Stop mínimos" hasta conseguir que algún tribunal nos respalde para tu total eliminación.

Y por cierto. Se me ha roto el auto. No entiendo de coches ni nadie me explicó cuando lo compré cómo funcionan los motores, ¿No podría pedir al fabricante que me devolviera la pasta que me costó?