lunes, 19 de marzo de 2012

¿Donde están los bancos?

Esto se hace eterno. Meses y meses. Varios años ya sin un pequeño préstamo que echarse a la boca. Las empresas sufren la agonía de una muerte lenta con el crédito cerrado como si el oxígeno del aire hubiera desaparecido. Y esto se alarga y se alarga.... La falta de crédito es realmente angustiosa, tremenda, bochornosa. Proyectos viables, en otro tiempo financiados, ahora se mueren y desaparecen, sin llegar a nacer siquiera, por falta de crédito. Y mientras tanto la banca jugando a la supervivencia. La marabunta de bancos surgidos de la desaparición de las cajas, metidos en el baile de los sillones. Señores llegados de no se sabe donde, agarrados a su sillón para que nadie se lo quite. Partida de damas entre estos señores a ver quién gana la partida. Unos perderán y otros saldrán victoriosos, pero sin duda quien se está yendo al traste es este país con sus pequeñas empresas que ya no pueden aguantar más esta falta de financiación. Los banquillos están en el cortejo de la pareja. A ver quien termina en boda y con quién. Y a ver quien se va por el sumidero de la intervención engullido por la barriga sin límite de algunos de los grandes que llevan años y años esperando este festín. En esta timba de la supervivencia el largo plazo es el final de mes y en lo que menos piensan los bancos es en salvar empresas que puedan crear empleo y generar la riqueza que buena falta nos hace. 

Los banquillos en su lío de salir para adelante. Y los grandes. ¿A qué juegan los grandes? ¿Esos que presumen de solvencia, tamaño y capacidad?. ¿En qué piensa la mejor banca del mundo? Sin duda, no en dar crédito y en ayudar al tejido productivo. Desde su atalaya de riqueza están babeando ante los despojos que se le presentan por delante para ver cómo los engullen y de esta forma engordar sus balances y cuentas de resultados. 

Y en toda esta feria, las empresas agonizando. Magníficos proyectos en rentabilidad y empleo, muriendo poco a poco. Son demasiados años ya propiciados por la inoperancia de algún gobierno. Así no se puede seguir, o se abren las compuertas del crédito o tenemos que cerrar el País.