jueves, 8 de marzo de 2012

Reforma laboral: Vuelve la esclavitud

No me cabe la menor duda de que piensan que han hecho lo que tienen que hacer, pero se han pasado tres pueblos. Tampoco me cabe la menor duda de que piensan que estas medidas son necesarias y que están poniendo las bases para una activación del empleo, pero suponiendo que acierten, ¿a costa de qué?. La reforma laboral introducida por el gobierno, en mi opinión, es nefasta para los trabajadores que tienen trabajo y para los que lo consigan alguna vez. Deja todo el poder en manos del empresario y al trabajador sólo le queda asentir en todo lo que le propongan. Lo pueden trasladar sin problema. Cambiarle el horario sin su consentimiento. Bajarle el sueldo sin más explicación. Incluso, la ley se permite el lujo de dudar de la buena fe del trabajador,  permitiendo su despido si tiene la mala suerte de coger la gripe dos veces en un mes. Es una norma desequilibrada, donde una parte manda y la otra obedece y si no quiere obedecer, a la calle. Sin duda cuando la economía empiece a crecer, esta normativa favorecerá el empleo, pero ¿qué tipo de empleo?. Contratos basura, sin ningún tipo de derechos y mal remunerados. Sólo le veo una cosa buena a esta ley, puede permitir que las empresas se adapten y sobrevivan, de forma que puedan mantener algunos de sus empleos.

Me parece que es un marco laboral apto para una economía con una baja tasa de desempleo. La única arma para un buen trabajador ante presiones del empresario es irse de la empresa y buscar otro trabajo, pero eso sólo es posible si el trabajo es abundante. Con una tasa de desempleo del 25 % la única alternativa del trabajador es tragar y tragar y tragar, porque igual que la ley presupone que el trabajador es un jeta y que hay que despedirlo si está enfermo y falta al trabajo, yo presupongo que en este país, el empresario que pueda bajar el sueldo a sus trabajadores, lo va a hacer, esté o no esté justificado. Cuántos no conocemos a trabajadores que dejan perder sus vacaciones para asegurar su empleo; a trabajadores que echan jornadas interminables de trabajo sin remunerar para congraciarse con su empresa; a trabajadores que aceptan condiciones penosas de trabajo con tal de conseguir un salario. Pues después de esta reforma, mucho peor. Si como ha dicho hoy en prensa un magnífico empresario, el ideal es el espíritu de los bazares chinos, mal vamos. Espero que sea una frase sacada de contexto.