viernes, 3 de diciembre de 2010

Basta de Chantajes

Me pongo a escribir indignado. Quizás no sea el estado más apropiado para escribir ni para hacer ninguna otra cosa, pero también es cierto que en un estado de indignación las palabras fluyen con más agilidad aunque no sean las más correctas.
De camino a casa oigo en la radio que la mayor parte del espacio aéreo español está cerrado por una huelga encubierta de controladores (¡otra vez los controladores, siempre los controladores!). Hay cientos de miles de personas atrapadas en los aeropuertos e incluso atrapadas dentro de los aviones. Nadie los atiende ni les da respuesta porque de nadie es la culpa. Para las compañías aéreas es un caso de fuerza mayor y por lo tanto no son responsables. Aena, desbordada. Y los controladores a lo suyo, a fastidiar lo máximo que puedan. Me da igual que trabajen mil horas o diez mil. Me da igual que les bajen el sueldo un cinco por ciento o un cincuenta. Sencillamente es inadmisible que en fechas clave como ésta unos cuantos señores, en este caso con fama de casta privilegiada, puteen vilmente a miles y miles de ciudadanos.

Y los políticos, ni saben ni contestan. ¿Cuándo se van a decidir a cumplir la ley y promulgar una ley de huelga como manda la Carta Magna?. El artículo 28 de la Constitución en su punto 2 dice lo siguiente:

"Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La Ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad."

¿Dónde está la ley que garantiza los servicios esenciales de la comunidad? Han pasado treinta y dos años desde que se aprobó la Constitución y ningún gobierno, ni de izquierdas ni de derechas se ha atrevido a plantear esa ley, saltándose a la torera el mandato de la Constitución. Todos tienen miedo a los sindicatos. Unos sindicatos clasistas y que sólo defienden sus propios intereses. Otra prueba más del alejamiento de la casta política de lo que interesa a los ciudadanos. Y mientras tanto esta España nuestra tiene que aguantar que los controladores o los pilotos se pongan en huelga en el puente que más daño hacen. Todos tenemos que aguantar que la huelga de basuras en los pueblos costeros se plantée el quince de agosto y que las huelgas de autobuses urbanos se hagan en las fechas señaladas que más daño hacen. Estamos cansados, realmente cansados, de que aeropuertos, trenes, autobuses, metros y tantas y tantas otras cosas se paren cuando más daño hacen a todos. Priman los derechos de unos pocos sobre los intereses de muchos muchos.

¡Ya está bien de aguantar esto! Los curritos de a pié tenemos que exigir a los políticos y a los sindicatos esa ley de huelga a la que se refiere la Constitución. No podemos permitir que miles de personas estén a esta hora secuestradas en un avión sin poder volar porque unos señores dicen que trabajan mil seiscientas horas al año (echad cuenta de las que trabajamos cada uno). ¡Pobrecitos!