domingo, 21 de marzo de 2010

De nuevo fin de semana de agua. Más agua. Todo el mundo está cansado de ella. La hemos deseado tanto que ahora no comprendo cómo podemos denostarla de esta manera. Quizás sea nuestra forma de ser. Deseamos lo que no tenemos y olvidamos lo que nos rodea. Triste paradoja la nuestra. A pesar de todo, me sigue gustando la lluvia. Para mí, este tiempo plomizo que nos acompaña desde hace meses comprime el espíritu y aumenta nuestra intimidad. Es tiempo de casa, de chimeneas, de cercanía. Tiempo de compartir un buen vino, de cultivar a los amigos y de encontrar otros nuevos. Es tiempo de largas veladas. De canciones, de risas, de chistes, de conversaciones. Banales unas veces, profundas otras. Este tiempo lo quiero porque me ayuda a disfrutar del momento. De este momento. De cada momento.